sábado, 7 de enero de 2012

Sobre el destino y otras pelotudeces...

¿Qué es el destino? ¿Nuestras vidas están planificadas por un ser superior? ¿Todo está escrito? ¿O somos nosotros los que creamos nuestro propio destino? ¿Podemos cambiarlo? Estas y otras preguntas vienen a nuestra mente cada vez que pensamos si existe o no el destino.
Mi respuesta es rotunda: NO existe el destino, y mucho menos estamos condenados a transitar un camino "escrito" por una fuerza sobrenatural.
Cada uno de nosotros es libre de hacer lo que quiera. Ustedes eligen si seguir leyendo esta nota o no; nadie más que ustedes es dueño de decidir, no hay ningún factor externo que los obligue a tomar tal o cual opción. Si el destino existiera, sería él quien decida por nosotros; pero claro, a su vez debería estar interrelacionado con todas las personas del mundo, porque "todos los destinos se cruzan y se complementan". Perdonen mi sinceridad, pero si yo escuchara a alguien decir esto, inmediatamente lo caracterizaría como loco, o pelotudo, lo que es peor. 
En lo personal, creo que los defensores de la idea de que el destino existe son personas cegadas por la religión o por los medios de comunicación. Ellos aseguran que nada se da por azar, que no existen las casualidades. Un amigo que cree esta boludez me lo explicó con un ejemplo y todo: "Yo cuando salgo de entrenar vuelvo a casa a pie siempre por el mismo camino, en vez de tomarme el colectivo. Un día que terminé muy cansado, decidí esperar al colectivo y no volví caminando como de costumbre. Al día siguiente me enteré que habían asaltado a una chica a la hora en que yo debería estar pasando por ahí". "¡Es obvio que fue pura casualidad! pues si alguien (supongamos Dios) hubiera escrito que vos te salvaras, también hubiera escrito entonces que asalten a esa chica", le dije. "Perdoná, pero si Dios es así prefiero ser ateo", le contesté. No supo responderme. 

Después de todo, ¿qué sentido tienen nuestras acciones por hacer un mundo mejor, por tener una vida más digna, si todo ya está escrito y no podemos hacer nada para cambiarlo? Nosotros somos los únicos dueños de nuestro destino, el capitán de nuestras vidas. Nadie más. Que no quieran engañarnos con discursos religiosos y fantásticos, no somos boludos.