En mi opinión, nos guste o no, las espectativas que nos planteamos respecto a las relaciones que podamos entablas con otras personas, se basa en su apariencia exterior. De esta manera, cuando nos compramos ropa, nos arreglamos, nos perfumamos, etc. ¿no estamos siendo superficiales? Hay quienes dicen (hipócritamente) que lo hacen porque así se sienten bien consigo mismos. ¿No pueden sentirse bien consigo mismo estando despeinados, con ropa de dormir, y sin bañarse? ¡Pues no! Porque nos arreglamos para los demás, no para nosotros mismos. Y esto es así.
Es por eso que creo que todos somos superficiales en algún punto, a la hora de relacionarnos con los demás. No obstante, también es cierto que con el paso del tiempo, y a medida que conocemos más a los otros, es como entablamos nuestros afectos con ellos; pero no pueden negarme que lo primero que notamos en ese proceso es el aspecto externo. Lo sé, hay veces que van más allá de eso; una persona te pudo gustar por algo que dijo, algo que hizo, etc. pero la gran mayoría de las veces es su apariencia la que llama nuestra atención.
Es por eso que, aunque sé que lo primero que nos va a llamar la atención de los demás es su apariencia, concidero fundamental conocer bien a esas personas si es que pretendemos estar con ellas; porque en la vida no pasa todo por ser superficiales; si nos quedamos sólo con lo de afuera estamos siendo demasiado prejuiciosos, y no deberíamos ser así.
Y por último, la próxima vez que veamos una persona en la calle que nos haga volar la cabeza por su aspecto, recordemos la maravillosa frase de El Principto: "Lo esencial es invisible a los ojos".